La comparación tóxica es regar tus propias plantas con veneno.
Y esperar que las de tu vecino mueran.
“Aterrado Juan” decidió emprender
Y se unió a un grupo de colegas en Whatsapp.
Sus colegas hacían más dinero que él
Y empezó a sentir envidia.
Empezó a copiarlos.
A publicar lo que publicaban,
A vender lo que vendían
Y a odiarlos.
Cada día, alegremente, interactuaba en sus contenidos
Pero los odiaba.
Sus colegas eran invitados a eventos
Y él los odiaba por eso.
Sus colegas recibían centenares de interacciones
Y él los odiaba aún más.
“Aterrado Juan” no conocía a las personas que odiaba
Nunca se molestó en hacerlo
Y no se dio cuenta de que…
Estaban tan aterrados como él.
No se dio cuenta porque estaba muy ocupado
Comparándose con ellos.
El jardín de tu vecino no es más bonito que el tuyo
Es diferente.
Riega tus plantas con trabajo y amor.
Cada día.
O, el “Aterrado en ti” las regará con veneno.
Cada día.
Esta es la verdadera receta para el fracaso.
La comparación tóxica.
Las personas a las que Juan envidiaba también tenían miedo.
Pero decidieron actuar a pesar de él.
Publicaron frecuente hasta que dejaron de ser ignorados.
Vendieron poco hasta que empezaron a vender mucho.
Respondieron cada comentario y una comunidad creció en torno a ellos.
Trabajaron.
PD: Si necesitas ayuda con tus textos, responde este correo y me pongo en contacto contigo.
Nunca me invitaron a esos grupos de WhatsApp, pero creo que esa dinámica tóxica es algo super factible que ocurra, querido Dito.
Es innegable que cuando todos están buscando la atención ajena, los que más la reciben, son envidiados.
Y en LinkedIn encima es muy rápido de ver quién es el que se lleva las miradas.
Me gustó tu mail!
Abrazo,
María.
Hola, Dito, tu artículo es uno de los que más ha tenido visitas desde https://columnas.substack.com/p/merece-la-pena-la-industrializacion