La manera de convivir con tu fantasma.
Voy a escribir un manual que me convenza que nunca te fuiste.
[Aclaración] Esta historia funciona mejor si la lees escuchando la canción: “Realmente no estoy tan solo,” de Ricardo Arjona.
Al menos así fue como la escribí yo.
Disfruten.
Desde que te fuiste me he leído cada libro de autoayuda y manual de superación personal. Todos esos decálogos, consejos y remedios infalibles, intentan enseñarme cómo seguir adelante.
Pero no quiero seguir adelante.
Cada noche me acuesto con la imagen de tu silueta sobre el costado de la cama. He buscado entre pilas de libros la solución a mi problema pero nadie ha escrito nada acerca de cómo convivir con un fantasma.
Pudiera ser el primero en escribir un manual sobre el tema, al menos me consolaría leyéndolo en voz alta en las noches de insomnio.
Lo titularía "¿Cómo hacerle el amor a quien ya no se encuentra allí?" En él describiría nuestras rutinas nocturnas y las conversaciones que teníamos mientras nuestras piernas se entrelazaban bajo las sábanas.
Describiría con exactitud el tacto suave de tu piel, la frescura de tu aliento, tu cabello, tus labios húmedos y el resto de tu cuerpo. Intentaría ser muy preciso, como si en la fidelidad del recuerdo me valiera tu regreso.
Las mañanas no son mejores.
La mesita del comedor sigue teniendo dos sillas. Me siento a tomar el café y tengo que levantarme a buscar entre la pila de libros de autoayuda instrucciones para rescatar segmentos del pasado y traerlos al presente.
Por supuesto, nadie se ha dedicado a escribir sobre tales cosas y me pregunto si alguien, en algún lugar del mundo, lo haría. Imagino que ahora mismo muchas personas estarán mirando la silla contigua de la misma manera que yo lo hago.
Ellos sin duda apreciarían el libro. Debería escribirlo.
Lo titularía "Las mejores maneras de empezar el día con un fantasma" y llenaría sus páginas escribiendo a mano.
Describiría nuestras rutinas matutinas:
Aquella forma que tenías de apoyar tus codos sobre la mesa mientras enfriabas a soplidos tu taza de café...
El reflejo de la luz del sol sobre tu cabello dotándote de un aura mística y sobrenatural...
Tu risa aguda, contagiosa mientras me contabas algún chisme o suceso interesante de tu trabajo...
La forma en que seguías con la vista cada movimiento mío mientras nos preparaba tostadas con mantequilla...
Intentaría ser muy preciso para que cualquiera que lo leyera pudiera imaginarte y disfrutar de tu compañía tanto como lo hice yo.
Las tardes, al regresar del trabajo, son las peores.
Ahí es cuando se me hace más evidente que no estás aquí. No puedo encontrar en la televisión el canal que tanto te gustaba, es como si te lo hubieses llevado contigo.
La cocina se ha convertido en un lugar remoto. Ahora la cena la compro fuera y la caliento en el microwave. Atrás quedaron los días en que te movías de un lado a otro, consultando recetas de cocina y tarareando éxitos románticos.
Termino de comer y me apresuro a fregar el plato. Sé que te enojarías si te tocara hacerlo en la mañana.
Pero no será así. En la mañana no estarás.
La caída de la luz dibuja sombras en los resquicios del apartamento y no me molesto ni en intentar buscarte entre las notas del día. Sé que no estás ahí y que para conseguir que regreses debo sentarme a escribirte.
Así que, lápiz en mano, me pongo manos a la obra:
Escribo: "Cómo conseguir vivir si ya no estás conmigo"
Muchas gracias por tu tiempo, estimado lector. Me encanta compartir mis relatos de ficción en esta plataforma.
Aunque creé esta newsletter para ayudarte a dominar la escritura digital, me considero un escritor primero. Está bien emprender y ganar dinero pero no podemos desligarnos de las cosas que alimentan el espíritu.
Al menos yo no puedo. Ni quiero.
Me encantaría saber qué sensaciones te provocó este relato. Escríbemelo en los comentarios
Sales en el diario de Substack en español otra vez 😃